La definición del ser de forma positiva y negativa, afirmando sus contradicciones, deviniendo en persona constantemente nos lleva a pensar un mundo de posibilidades, de posibles destinos de seres históricos.
No se puede naturalizar la realidad, objetivarla dentro de un cuadro sometida a ser sólo observada. La historia se escribe día a día. Paso a paso, actuando siempre actuando. Definiendo las posibilidades para cambiar.
Imposible negar que hemos construido un mundo de dominación, reproduciendo la miseria y el hambre. No es nada nuevo lo que digo, Marx ya lo anunciaba desde el siglo XIX.
Evidentemente las condiciones han cambiado, el mundo es otro y el capitalismo también.
Es un mundo en donde ya no cabe la oposición, ha sabido ser absorbida por el capital. El disenso no es más que parte de una totalidad, un mundo unidimensional nos diría Marcuse.
El discurso del consumo que te lleva a una realización que no existe, una alienacion total, de la sociedad entera. La contradicción es constante, la destrucción del hombre por el hombre mismo también.
La indiferencia se vuelve inminente y precisa, "no está mal ser egoista", "ves, querés, tenés". Ya no importa SER, ahora importa TENER.
Un ser que se convierte en objeto de sí mismo y no se reconoce, porque ya no encuentra las formas para reencontrarse, el hombre pierde su identidad. Su necesidad de significado lo hacen buscar fuera de sí, lo llevan a consumir(se) en una vorágine de marketing, tarjetas de crédito y moda.
El sueño de los '70 se nos hizo agua, se disolvió en el aire, el neoliberalismo ha encontrado su forma de sostenerse en el tiempo, de mantener la desigualdad, de acrecentarla y justificarla bajo argumentos increibles, totalmente contradictorios. No obstante, es creido y reificado. En el mismo discurso cotidiano nos enfrentamos a las mismas sin la menor conciencia de ello.
La violencia no resulta ajena en ningún campo, desde el lenguaje hasta el sentido común. Desde la indiferencia y la insensibilidad de no reconocerse en el otro. Con el otro!
Uno es sujeto en tanto se relaciona con otros sujetos, ese es el sentido de la vida social, de nuestra naturaleza y necesario para nuestra supervivencia, para nuestra reproducción y realización.
Dónde queda la responsabilidad implícita de todos al someternos frente a todo esto y sostener la dependencia, de este tercer mundo que brinda la abundancia a unos pocos. Cómo es posible no conmoverse hasta los huesos en la mirada triste, en la desolación de los olvidados, sumergidos en diarios y cartones. Tan olvidados que son anónimos, mudos, enmudecidos ante tanta violencia, tanta humillación.
Su identidad, su significancia e importancia en tanto sujeto ha sido devaluada, y es que, cómo le va a importar al capital? sólo busca reproducirse a sí mismo y para unos pocos, no hay más ciencia. Cuándo nos daremos cuenta?
Mirémonos a los ojos! reconozcamos al otro, porque no existe otro sino nosotros! No se pierde la desigualdad esquivando la mirada ante naturalezas muertas, como diria una gran amiga. La vida merece ser vivida, merece ser digna e igualitaria. Es una ilusión la fantasía de la igualdad de posibilidades que nos "ofrece" el liberalismo.
Este mundo que ya ni siquiera es capaz de ser original, de crear algo nuevo. Nos hemos plagado de "neos", de "posts". Es que hasta iremos a perder nuestra capacidad creativa?
Las posibilidades se barajan todo el tiempo, es hora de cambiar la balanza, de no esquivarnos miradas, de no escatimar sonrisas.
Basta de huir.
Es tiempo de ser...
de ser plenamente un nosotros!.
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