Niños irritantes19 de agosto de 1967
Brasilia.
No puedo. No puedo pensar la escena que visualicé y que es real. El hijo está de noche dolorido por el hambre y le dice a su madre: tengo hambre, mamá. Ella le responde con dulzura: duerme. Él insiste. Ella grita dolorida: ¡duerme, niño molesto!. Los dos se quedan en silencio en la oscuridad, inmóviles. ¿Estará dormido? -piensa ella despierta. Y él está demasiado amedrentado para quejarse. En la negra noche los dos están despiertos. Hasta que, por dolor y cansancio, ambos dormitan, en el nido de la resignación. Y yo no soporto la resignación. Ay, cómo devoro con hambre el placer de la revuelta.
Clarice Lispector.
Revelación de un mundo
Ed. AH
Dolor.
Dolor y resignación.
Acaso debieran ser dos conceptos opuestos.
Silencios y angustias.
Sólo la revuelta puede dar una nota.
Dignidad que se rebela
y su sonido,
como onda expansiva,
demolerá el dolor y la resignación.
Necesariamente hay otro mundo que construir...